Un aceite nutrido de matices se disfruta plenamente en las recetas más sencillas. Por eso, cuando Javier Esteban Carbonell nos contó su proyecto supimos que buscaba dotar a Aiosa de un carácter honesto y puro, sin necesidad de adornos, como su aceite. Javier nos contó su periplo vital: del Bajo Aragón, a las bodegas y almazaras de Italia donde adquiere la experiencia para lanzarse a recuperar variedades autóctonas de aceituna y elaborar aceites con métodos respetuosos con el ecosistema que forma el olivar. Esta trayectoria debía verse reflejada en el envase, de manera que elegimos una botella recta y sencilla, que vestimos con una etiqueta cálida y luminosa para evocar el aire mediterráneo. La tipografía del logotipo, moderna y sinuosa, se asemeja a las hojas del olivo, mientras que las formas orgánicas de colores sugieren el complejo terreno que alberga sus olivares. Gracias a la unión de estos elementos logramos un diseño honesto que, con suma elegancia, transmite el cuidado y mimo que se pone en cada cosecha y en cada botella.