Estamos acostumbrados a que nos pidan sencillez, orden y elegancia, así que cuando la Sala López nos sugirió un diseño colorista para sus tarjetas de socio, tuvimos que cambiar nuestro planteamiento, aunque sin perder nuestras señas de identidad. Una vez manos a la obra, nos dimos cuenta de que no hay nada más elegante que los vestidos del siglo XVIII, y si a eso le añadimos un elemento anacrónico que destaca por su cromatismo inesperado... ¡voilà!
