En este bendito país parece que no gusta el progreso. Mientras el resto de vecinos europeos parecen haberse dado cuenta de lo importante que es diseñar una sociedad donde se valore la innovación y la creación, aquí todo lo que esté relacionado con estos conceptos se ahoga en la burocracia y en el congreso de los diputados (disculpad que omitamos las mayúsculas, pero nos parece una licencia artística necesaria).
Hace apenas dos semanas, el Ministerio de Economía y Competitividad (¿no es una ironía llamar así a este ministerio?) anunció que no convocaría los Premios Nacionales de Diseño e Innovación, que desde 1987 venía representando a esta profesión.
Parece que cada vez más, tener una opinión basta para tener una experta sapiencia sobre cualquier área de conocimiento. Una cuenta en Twitter, una barra de un bar o un lujoso despacho parecen suficientes para poder emitir un jucio sobre lo que se desconoce, da igual que sea el último partido de la liga de campeones, que la energía nuclear. Y así nos va.
¿Imagináis que se hubieran cancelado los Premios Príncipe de Asturias? ¿Y si se cancelaran los Premios Goya? Eso sí que hubiera sido noticia, mientras que nosotros, desde el sector del diseño, asumimos el golpe y continuamos a la nuestro. Mientras seguiremos escuchando en boca de nuestros políticos términos como "innovación", "diseño" y "competitividad". ¿Progreso? ¿diseño? La respuesta aún la tiene Mariano José de Larra (1809-1837): "Vuelva usted mañana".