Cuando la Fundación Canfranc nos pidió ayuda para darle imagen a uno de sus proyectos, nunca imaginamos que Libropensadores iba a convertirse en un referente en iniciativa solidaria. Tampoco imaginábamos por entonces, que íbamos a formar parte de un proyecto tan bonito que ya lleva cuatro ediciones, y que sigue siendo uno los trabajos más especiales para nosotros.
Con más ilusión que medios, la Fundación Canfranc encontró la manera de fomentar la lectura entre pequeños y jóvenes mientras conseguían fondos para proyectos de desarrollo social. La fórmula no podía ser más sencilla: por cada libro prestado en ciertas bibliotecas, se destina un euro a un proyecto de la Fundación.
En esta cuarta edición, el destino de las ayudas cambia de continente (de África a Sudamérica) y tiene por misión mejorar la capacitación laboral de las mujeres indígenas de Guatemala. Pero el cambio no ha sido sólo geográfico, sino también visual. Hasta ahora, la imagen de Libropensadores la protagonizaba un niño con antifaz, así que este año teníamos la mejor de las excusas para cambiarlo por una joven heroína, y actualizar la gama cromática, apostando por tonos más femeninos.
Un año más, podemos decir que es un orgullo trabajar con la Fundación Canfranc, y esperamos ver crecer y nacer muchos libropensadores.