Pocos discos son capaces de ponernos la piel de gallina en la primera escucha, pero a veces, y de la forma más inesperada, aparece alguien capaz de hacerlo. Una novata con apenas veinte años llamada Julien Baker, ha visto su álbum debut Sprained Ankle referenciado en los medios más prestigiosos. Y no es para menos. Cristalina guitarra y desgarradora voz -que contrasta con su delgadez y aspecto frágil- son sus únicas armas. Y es que a pesar de la delicadeza y el preciosismo de sus canciones, su contenido es bien diferente: áspero, intenso y doloroso. De sus letras se intuye un pasado turbulento, por el que sobrevuelan temas como el desamor, la muerte o las drogas, de una forma sutil y cáustica. No podemos saber si su música es terapéutica, pero lo que podemos aseguraros, es que es realmente emocionante.